Una de nuestras principales herramientas de trabajo en las terapias es la psicomotricidad relacional.

La psicomotricidad integra tanto elementos psíquicos como motrices.
Las técnicas desarrolladas en psicomotricidad se basan en el principio de que las capacidades mentales como la abstracción, el análisis, la síntesis, simbolización, etc; se van a lograr mediante el conocimiento y control de nuestro cuerpo.
El principal objetivo de la psicomotricidad es educar nuestras capacidades perceptivas, sensitivas, representativas (cómo se traduce la información percibida por nuestros sentidos en nuestro cerebro) y simbólicas (qué significado damos a las cosas que percibimos y sentimos).



La PSICOMOTRICIDAD RELACIONAL parte de la vivencia de la propia persona, en relación a su cuerpo, a su entorno, a las personas con las que se relaciona, a la capacidad de acción, etc. Todo lo que vivimos, es decir, sentimos, percibimos, hacemos, se traduce en una organización mental que va permitiendo nuestra maduración neurológica y desarrollo motor, afectivo - emocional y mental.


La TERAPIA DE PSICOMOTRICIDAD RELACIONAL :

Al valorar, mediante la observación del juego espontáneo en la sala de psicomotricidad, cómo se expresa el niño motrizmente, y cómo se relaciona con el espacio, el tiempo, los objetos, las personas y consigo mismo, el psicomotricista puede detectar sus posibles alteraciones afectivas, cognitivas o emocionales, e iniciar un abordaje terapéutico, también mediante el juego y la expresión espontánea, que permita al niño equilibrar y reconocer su identidad personal y su mundo emocional.

La estimulación psicomotriz centra su atención en el mundo interior del niño, partiendo del análisis de sus expresiones corporales y motoras espontáneas. La sala de psicomotricidad ofrece al niño las condiciones óptimas para que pueda actuar, expresarse y transformar el mundo exterior, lo que a la vez le supone la vivencia de su transformación interior. El psicomotricista acompaña al niño en este actuar y vivenciar, aportándole la confianza, la seguridad afectiva y la contención indispensables para que pueda desarrollar su propia autonomía y todos los elementos básicos de su personalidad.